Todo proyecto tiene su origen en
la mente; en la necesidad de expresar a los demás una satisfacción viable a problemas
de naturaleza humana.
Esa misma naturaleza creativa nos lleva a usar lo
elemental para sacar adelante aquello por lo que luchamos, esa naturaleza
creativa es arte que impacta a los demás en diferentes formas: al apático lo
atrae, al interesado lo envuelve y al creativo lo enloquece. Todo aquello que
he visto y no, es arte y por supuesto que el arte que encierra a los títeres tiene una manera única de expresión que no se
asemeja al teatro y que queda muy apartado de aquello que se ve en la televisión.
Y justamente ese el concepto que
tengo ahora acerca de este arte el cual viene desde antes del florecimiento de
la cultura griega. No solo una madera labrada sujeta por hilos es un títere,
tampoco un político corrupto influenciado por otro más corrupto y poderoso lo
es.
Cualquier elemento que pueda representar una historia con ritmo y
coherencia se convierte en un títere, cualquier objeto que me hable a través de
un creador es un títere. Lo impactante es cuando este objeto me roba una sonrisa,
lo sensible llega cuando este elemento me hace reflexionar y me hace dar cuenta
de la realidad.
Nunca creí reír con el dialogo de
un sacacorchos de alas o pensar en lo que una sabana flotando en la obscuridad me
dice, nunca creí que la evolución de una mente creativa pasara con un gran
salto de entretener a niños a entretener a publico de criterio abierto.
Y sin
embargo lo comprobé, porque cuando existe creatividad se puede trabajar con la
nada y logar un universo, cuando hay potencial para crear y hay voluntad para
desarrollar actividades entonces lo hay todo. Es solo en este punto en la existencia
de cada persona donde se pasa de ser un títere más en la vida a ser la mente
que manipula a los demás.
Reseña dedicada a Sergio Peregrina Corona: Querido Sergio, ahí en
donde estas ahora seguros estamos que sigues creando.